El cuadro más divino de Raffaello

La Transfiguración. C. 1517-1520

La Transfiguración. C. 1517-1520

Hace ya algunos años que deambulaba inadvertido por la Pinacoteca Vaticana; veía con fruición la interminable sucesión de obras maestras atesoradas allí. La mirada poco entrenada, que tenía en aquel entonces, no era de gran ayuda para apreciar las pinturas en detalle. La cantidad de obras de arte es agobiante, casi no se puede mirar cada una con detenimiento en una sola visita. Si se mira mucho arte acaba uno por no contemplar nada adecuadamente.

Agotado de mirar sin mirar, ya contagiado del «efecto museo» empecé a buscar la salida pensando en próximas visitas. De pronto al final del pasillo por donde iba: una visión extraordinaria. Se trataba de una obra que antes no había notado debidamente. La había observado miles de veces en los libros de arte pero siempre la pasaba por alto en busca de cuadros más célebres pero menos «poderosos». ¡Aquella obra me sacó del embotamiento!

Desde ese entonces no he podido dejar de admirarme frente al cuadro más divino de Rafael de Urbino: La Transfiguración de Cristo.  Se trata de una imagen portentosa que transmite un tremendo impacto visual. Es un cuadro rico en significados y que permite diferentes interpretaciones. Pero cuando se está frente a tal obra no se pueden determinar los significados de manera adecuada, al menos por largo rato, hasta que la vista se acostumbra al despliegue de color y «movimiento». Podemos imaginar la tremenda conmoción que habría causado a los contemporáneos de Rafael, que no estaban acostumbrados, como nosotros, a la televisión HD y demás artilugios que han cambiado nuestra forma de mirar.

La transfiguración (detalle)

La transfiguración (detalle)

Este hermoso cuadro, fue el último que pintó el de Urbino. Curiosamente la  leyenda cuenta que lo dejó inconcluso y que fue el gran Julio Romano quien lo concluyó.  Lo cierto es que se trata de una obra indescriptible, a la que ninguna reproducción hace justicia, pues su «valor estético» (¿la divinidad?) no se sustenta sólo en el significado… el impacto de las masas de color, el tamaño,  la precisión es tal, que el significado pareciera pasar a un segundo plano al momento del encuentro con la obra.

La Transfiguración del Prado

La Transfiguración del Prado

Fue con esta pintura si se quiere, que comprendí la importancia real del encuentro directo con el arte. Con los años tuve la oportunidad de mirar muchas reproducciones de la «Transfiguración».  El Museo del Prado conserva una copia, que sería de las mejores,  hecha por Giavanni Francesco Penni,  (llamado no sin malicia: «Fattorino di Raffaello»). Esta copia es una obra muy bella, muy cercana al original,  pero ha perdido cierta fuerza en el color y los contrastes no son tan evidentes; el resultado final es menos impactante. Así mismo las reproducciones que podemos encontrar en libros o en la red no son sino una pobre sombra de lo que es «en sí» este cuadro.

Al narrar mi encuentro con semejante pintura hubiese querido transmitir aunque sea un poco la sensación tan admirable que produjo en mi entonces joven espíritu. ¿No será el ansia de comunicar el encuentro directo con la obra y sus repercusiones en el alma, lo que mantiene viva la discusión sobre el arte?

 

Publicado por primera vez en: http://principiartis.blogspot.com/2013/04/el-cuadro-mas-divino-de-raffaello.html

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