A la manera de Luca fa Presto

Bóveda de la primera escalera del Escorial.

Bóveda de la primera escalera del Escorial.

Amigo lector, si algún día por casualidad o destino, te aventuras hasta las encantadoras calles de Nápoles hay dos cosas que debes hacer, so pena de perder lo más fascinante del viaje. La primera cosa es entrar en alguna de la cafeterías tradicionales y probar el café…si eres un barista o simplemente un curioso te aseguro que disfrutarás mucho la experiencia. Y la segunda cosa, y más importante, es ir hasta la Iglesia de Santa Brígida y visitar la olvidada tumba del genial Luca Giordano. ¿Habrá algo mejor que hacer en Nápoles? ¡No! En el altar lateral de la iglesia yace silencioso quien fuera en vida un pintor aclamado, un artista excepcional. Puede decirse de él que nació con los pinceles en la mano. Realizó una obra prolífica y versátil. Cultivó la pintura al óleo y el Buon fresco, con igual gracia y naturalidad. Así mismo pasó de un estilo a otro con brillantez y elegancia. No fue esclavo sino dominador del pincel. Se dijo de él , que era «comerciante de todos los estilos y maestro de ninguno»…pero quizás sea la misma actitud mezquina que aún impera en el mundo de las artes, la de querer ver «el estilo» como el estigma del artista. Lucas Fa presto fue libérrimo en su obra, supo conjugar en un solo pincel todas las corrientes pictóricas barrocas. Jamás existió otro pintor igual. Su estela se deja sentir en todas las generaciones de pintores posteriores. Los españoles Goya y Antonio Palomino le deben algunas buenas composiciones. Mientras que en Francia, Boucher y Fragonard cultivaron la delicadeza del color a la manera de Luca.

San Miguel y los ángeles caídos,  C. 1666

San Miguel y los ángeles caídos, C. 1666

Lamentablemente se dice también que con él comienza el declive del oficio de pintar. La «cocina de la pintura» con sus fórmulas y procedimientos se empobrece poco a poco, debido a que los artistas necesitan producir más y más rápido (como lo hizo Luca). Pero sus cuadros brillantes, luminosos, desmienten que haya sido el fa presto quien cultivó el mal oficio artesanal, esa torpe manera de pintar que se mantiene en los siglos siguientes. Quizás Giordano fue el último custodio de la tradición; y es hasta nuestros días la encarnación del pintor valiente y genial que no limita ni doblega su pincel a los gustos pasajeros de una época. Oh lector, amigo mío, si la vida te lleva a Nápoles no dejes de tomarte un café en honor de este gran artista. Publicado 13th February 2013, en PrincipiaArtis